Creo que no metería la pata si te dijera que la manzanilla es la planta medicinal más utilizada. Un remedio casero para infinidad de “males” a la que todos recurrimos en varias situaciones.

Si tienes el estómago revuelto, manzanilla. Si te ha salido un orzuelo, manzanilla. Si tienes dolores menstruales, manzanilla. Incluso si quieres calmar los nervios, manzanilla.

Pero vayamos por pasos… ¿Qué es la manzanilla? ¿Cuándo se empezó a utilizar de manera medicinal?

Como comentaba anteriormente, la manzanilla es una planta. Su nombre científico es Chamaemelum nobile y comúnmente también se la conoce como camomila. Es una hierba perenne procedente de Europa.

Su uso se remonta a la Antigua Grecia y al Imperio Romano, pero lo cierto es que comenzó a ser un remedio muy recurrente en la Edad Media donde ya la utilizaban para paliar problemas respiratorios o digestivos, como loción e incluso se fumaba en pipa.

¿Dónde la podemos encontrar y cómo la podemos reconocer?

La manzanilla está presente en todas y cada una de las zonas verdes de la península y es especialmente reconocible en primavera. Se adapta mejor a las estaciones cálidas con temperaturas suaves, pero también se da en climas menos moderados.

Se caracteriza por tener un tallo que puede alcanzar los 60 cm y flores blancas sobre una corona amarilla, ¡pero ojo! no la hemos de confundir con las margaritas, que son de tamaño más pequeño y con un olor menos agradable del que nos proporciona la camomila.

¿Cómo se puede administrar la manzanilla? ¿Cuáles son sus propiedades?

Quizás lo primero que te venga a la cabeza es la manzanilla en infusión. Y lo cierto es que sí, es la manera más común de consumirla, pero no la única.

A partir de las flores secas de la manzanilla se elaboran las infusiones, mientras que las lociones se pueden realizar también con las flores frescas. Dichas flores cuentan con terpenoides y flavonoides, fitonutrientes responsables de sus propiedades.

También la podemos encontrar en formato de aceite esencial e hidrolato. En este caso su uso estaría asociado con la piel como dermatitis, acné, piel irritada e incluso para zonas con dolor muscular por su propiedad antiinflamatoria. Además, es perfecto para la piel sensible de los bebés.

La manzanilla tiene múltiples propiedades: antiinflamatoria, antialérgica, antibacteriana y también sedante. Pero actualmente también se utiliza en estética por lo que dichos beneficios se extienden al cabello, pues le proporciona brillo, o a la piel, regenerándola.

La abuela responde: ¿Cuándo usar la manzanilla?

La manzanilla tiene múltiples propiedades digestivas, por lo que es buena para esos momentos en los que la comida te ha sentado pesada o sientes molestias ya que desinflama los tejidos intestinales.

Esta planta es también relajante debido a sus efectos vasodilatadores y sedantes. Ayuda a desinflamar zonas hinchadas y a conciliar el sueño. Por estas razones es apta para aliviar los dolores musculares, menstruales o para tratar la ansiedad.

La regeneración de tejidos de la piel es otro de sus beneficios. Colocar un poco de aceite esencial de manzanilla sobre heridas ayuda a su curación. También calma la piel y ayuda a cerrar los poros, por lo que puede también ser utilizada como tónico.

Otra de sus utilidades es sobre el cabello cuando es claro. El aceite esencial ayuda a dar brillo a la vez que potencia el color.

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